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domingo, 22 de mayo de 2011

Parece que Danilo va en coche, en un Mercedez 600.

Silvio Herasme Peña
Por lo que se ve Danilo va en coche no porque Hipólito Mejía sea el candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano, sino por el giro que están tomando los hechos en el Partido de la Liberación Dominicana.


Todos hemos admirado el esmero conque ha realizado los nexos políticos el pre-candidato presidencial más viejo del partido de Juan Bosch. Y parece que ha sido intenso lo que ha realizado para no ofender a quien no puede ofender y atraer a sus filas a quien ha querido coadyuvar.


Y la verdad es que ha estado lográndolo. La declinación antier del vicepresidente de la República, doctor Rafael Alburquerque, a buscar la nominación interna a la candidatura y su afirmación de que lo hace en favor de Danilo habla claramente de que una negociación está en marcha. Todo se ha negociado en el PLD.

Y no sólo es refrescante esa declinación y ese manifiesto endoso sino también la exhortación a los otros precandidatos para que depongan sus aspiraciones en pro de que el PLD no pierda la oportunidad de mantenerse en el poder y cerrarle la puerta a Hipólito Mejía.
Del año 2000 para aca, cuando ganó Hipólito y perdió Danilo mucha agua ha pasado por debajo del puente del río Ozama. Las circunstancias de que el ex-presidente Balaguer asistiera a esos comicios, explica por si sólo los resultados de las elecciones.
De aliado sustentador en 1996 para cerrarle el paso al infatigable Peña Gómez y evitar lo que más temía: “una retaliación” en su contra de los eufóricos perredeístas.

Pero las circunstancias políticas habían cambiado para Balaguer en el año 2000; porque su tormento era la ascensión de Peña Gómez al poder, pero el fogoso líder del “Jacho prendío” ya había fallecido de un cáncer. Balaguer, pues, ya no le importaba quien fuera el presidente de la Rep?blica, y fue a las elecciones sabiendo que no ganaría sino para -como se dijo entonces- dejar al PRSC ranqueado en una buena posición tras su fallecimiento, que para entonces lucía inminente.
En esos comicios Danilo sacó la peor parte porque su partido solo partía de una base de unos 14 mil militantes como él mismo ha aclarado. Ahora la situación es totalmente diferente ya que el PLD se ha convertido en una maquinaria política de primer orden impulsado por el carisma del presidente Leonel Fernández.
El panorama hoy luce y dista mucho de las elecciones del año 2000, pues la imágen de Hipólito ya no es una oferta fresca y sin contaminación como en aquella oportunidad. Sino que él encarna lo que dice el lenguaje politico, en buen cristiano, es un sobreviviente del proceso dominicano. Pero no todo el mundo lo ve tan angelicalmente.
Lo primero que se debe consignar es si Hipólito podría manipular el Mercado político actual presentándose como una víctima de hechos en los que él no tuvo la responsabilidad como es el caso de la crisis financiera del 2003 que sacó de cuajo la economía nacional que tuvo que enfrentar el desmadre de la taza de cambio llevando el dólar hasta casi el 60 por uno.

Lo segundo es que Danilo aleccionado por su experiencia del 2000 debe haber  estudiado todos esos factores y recoger en un racional plan de trabajo lo que  ha visto suceder en estos años en el país y sintetizar esas experiencias en un programa asequible, sensato y operativo.
Si logra -como se ve- la candidatura peledeísta ahora no estará obligado a andar en un Volkswagen que no lo dejaba avanzar, como dijera, sino en “un Mercedes 600 y que no dejaré ver la placa”.

El PLD hoy

Otros ven, sin embargo, que pese a esos juicios altamente optimistas de Danilo, todavía nadie puede asegurar en dónde va a caer la pelota y se augura una contienda “muy intensa”. Todo aún está por verse

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