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miércoles, 20 de julio de 2011

Orlando Dice: No cogieron las señales a tiempo; la resaca que viene será dura

Orlando Gil
BORRACHOS.- Los peledeístas vinieron a darse cuenta, y ojalá no sea tarde, que todas esas señales que durante meses estuvieron manifestándose en el escenario nacional apuntaban en una misma dirección: sacarlos del poder. Eran claras, pero igual diversas, confusas y hasta contradictorias.
Los peledeístas de poder no las veían, ni las sentían, y mucho menos advertían el alcance. Ahora, como al borracho que intenta levantarse de la cama, la cabeza le da vueltas, y en medio del mareo –todavía– no es consciente de que le espera una resaca dura.
El director de Aduanas reconocía ayer que nunca la imagen del gobierno había estado tan baja. ¿La bajó el propio gobierno? No. Tampoco la oposición. El caso resulta más grave, puesto que los mismos responsables se expresan sorprendidos.
Tantas estadísticas a favor provocaron descuido, y ahora los funcionarios no saben cómo recuperar lo perdido.
Los aplausos fueron más por la protección de la Virgen que por la competencia de los encargados. La confianza de que tanto se habló se quedó en el pasado y ahora se recuerdan como piropos interesados...
LAS SEÑALES.- La primera señal fue alentar candidaturas dentro de los partidos, de manera que no se viera un escenario huérfano de posibilidades. Fue una especie de monitoreo, pero al mismo tiempo una bajada de línea que los sectores más diversos entendieron y acogieron.
La segunda fue adivinar las potencialidades de una reelección y descalificarla cuando todavía era intención y no habían salido las huestes a cumplir un designio que terminó resignándose como imposible. Los impedimentos fueron reales, pero a cada cual los reeleccionistas les tenían su vuelta. Si no pudieron fue porque el establecimiento social y económico contravino el propósito. Lo tercero fue incorporar a la lucha abierta a núcleos que no tenían ánimo de combate, tampoco experiencia, pero que resultaron efectivos. El cuatro por ciento nunca fue una acción a favor de la Educación, sino una guerra encubierta para debilitar la autoridad moral del régimen.
Desde entonces el gobierno no levanta cabeza, ni logra perspectiva para ninguna de sus iniciativas…
LOS HILOS.- Lo interesante fue que todo esto ocurrió de manera extraordinaria. El escenario ahora es de los partidos y de los candidatos, pero en su momento fueron observadores a distancia. Incluso, tal vez ni adviertan que la tierra fue arada por bueyes ajenos y que se trabaja por la nueva cosecha. Partidos y candidatos actúan por la libre, pero solo en apariencia. Los hilos siguen en otras manos y éstas deciden sin que los afectados se den cuenta. Los peledeístas ven el movimiento, intuyen algunas de sus líneas, pero no el propósito completo.
¿Acaso no quiso meterse al partido en camisa de once varas, obligando a una consulta que como la renovación de los cuadros directivos hubiera trastornado su orden interno? Leonel Fernández no será lo que decían los reeleccionistas, el principal activo del PLD, pero disminuir su autoridad por ahora no conviene ni aprovecha a nadie dentro de esa organización. Sino que observen a sus oponentes fuera de la política. Le tienen un fuego permanente, de manera que no pueda desplazarse ni cavar trincheras…
¿COINCIDENCIAS?.- Dos voces del gobierno se levantaron al mismo tiempo con igual preocupación en reflexiones de fin de semana. Rafael Núñez lo hizo en la mañana en El Diario Libre y Euclides Gutiérrez Félix en la tarde en El Nacional de Ahora, ambos en día lunes.
Advierten que están tirando, que ya no es desde Los Molinos, pero que son disparos más inteligentes y con la puntería exacta de quien no desperdicia balas. Gutiérrez Félix ve que la especie de conspiración va contra todo el gobierno, pues a cada funcionario le tienen su “acumulo” o le hacen amagos. Núñez advierte que el objetivo es el jefe de Estado. Lo sacaron de juego, ahora lo quieren fuera del escenario y con las manos atadas. Así no podrá, como en ocasiones anteriores, levantar los brazos y que las aguas del Jordán se sequen y cruce el pueblo de Dios. A simple vista no daña, puesto que el presidente Fernández no está en campaña. Sin embargo, hay que considerar que podría estarlo más adelante, u observar que la nueva situación se manipula políticamente para que afecte a Danilo Medina. La tesis del dos por uno…

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