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sábado, 13 de agosto de 2011

Orlando dice:Una simple sacudida a la mata basta


Una simple sacudida a la mata basta Gil
orlandogil@codetel.net.do
LOS ÁNIMOS 
Quienes dentro del PLD, pero igualmente afuera, consideran que la campaña electoral es una carrera contra el tiempo, se resienten ante la calma del candidato Danilo Medina. Esa actitud de goteo lento, como si fuera miel de abeja, no aprovecha frente a un oponente que como Hipólito Mejía padece –desde muchacho– de déficit de atención y no se tranquiliza nunca. Los resultados están a la vista de todos, y como ese actuar compulsivo forma parte de su temperamento, su rendimiento no disminuirá.
Medina está hecho de otro material. Sus maneras son más suaves y controladas, sin que a su juicio afecte sus posibilidades.
El candidato del PLD está haciendo actualmente un trabajo que no se ve, y como no se ve, tampoco se evalúa.
Sin embargo, la proclamación luce retrasada. El problema no es de fecha, sino lo mucho que hay que esperar. Ahora expresa un ánimo parecido respecto a la escogencia de su acompañante en la boleta. Dice que lo hará por encuestas, y como si se tratara de una charada, pone marzo como límite… 
LA DECISIÓN
¿Jugando con el tiempo, jugando con la gente? Uhmm… Cuidado, que la suerte no es una patente, y hasta las patentes caducan. ¿Por qué se mandó para fin de mes la proclamación? La decisión, si no racional, parece razonable. Los eventos de estos días podían malograrla, había que dejarlos transcurrir.
Estoy hablando del llamado Paquetazo, del que ya nadie se recuerda. Estoy hablando de la convocatoria del Consejo Nacional de la Magistratura, del que ya se tienen las claves.
Estoy hablando del 16 de agosto, cuando se suponen cambios en un gabinete que no debió haberse mantenido casi inalterable durante dos períodos seguidos. Igual la despereza que se nota en estos días en la actual gestión, y que es un elemento nuevo y auspicioso.
No puede hablarse de que el gobierno se haya metido en campaña, ni siquiera de que ese sea su espíritu, pero está desentumeciendo sus músculos, como si fuera a entrar a juego. La sen- sación anterior era preocupante.
Era como un individuo cuando tiene la sangre cansada, o un colectivo atrapado en un destino fatídico… 
LOS HECHOS 
Ese cambio de ánimo, de actitud y de proceder del presidente Leonel Fernández resulta auspicioso, si se compara con la desidia y la incuria de los meses precedentes, en que prefería estar lejos de los problemas a acometerlos.
En que le era de más gusto vacacionar que gobernar.
Ahora vuelve por sus fueros, acicateado por unas razones que se ven y otras que no se ven, pero que contribuyen a un mejor desenvolvimiento de la administración, y por vía de consecuencias, del país. La salida a Gualey no fue lo que se esperaba, pero solo con conocer problemas de manera directa e intentar resolverlos, se adelanta. Con lo de la tarifa del agua no quitó la gran carga, pero pudo haber sido la gota que rebosara la copa. Con los combustibles se quedó a medias, pero por lo menos recordó el sentido de la ley: Si sube, sube; si baja, baja. Del vertedero de Duquesa supo que existía, aunque su solución todavía no está clara. La impresión es que la dejó a la buena voluntad del funcionario responsable del área.
Aunque no valdrán de mucho las excusas, puesto que ya está demostrado que si se quiere, los fondos aparecen… 
EL ESTADISTA La tarea no está completa, pues de nada vale que cambie de ánimo, de actitud y de proceder, si sus funcionarios no lo imitan.
El presidente Fernández, aunque vive entre ideas en Funglode, no tiene noción de lo que es un verdadero estadista. Por ejemplo, un verdadero estadista no nombra amigos en altos cargos por el solo hecho de ser sus amigos, sino porque cuentan con capacidad y competencia para ocuparlos.
Así, cuando defraudan su confianza o faltan a sus responsabilidades, los manda para sus casas sin ningún rubor. Al contrario, los que llegan a buenas posiciones sin pertenecer al coro de sus íntimos, los acoge, acredita y se le hará igual de difícil defenestrarlos. A cada momento el gobierno se llena de ruidos que resultan innecesarios y que podrían acallarse de un solo plumazo. Del mismo modo que hay decretos que nombran, hay otros que destituyen. Nadie puede hacerse ilusiones y esperar que el martes remeneen la mata y caigan muchos frutos, pero hay que recordar que conviene a la campaña que se haga.
Incluso, no hay que empeñarse mucho. Como hay podridos, con una simple sacudida basta…

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