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sábado, 18 de junio de 2011

Danilo Medina y Hipólito Mejía

Luis Encarnación Pimentel
encar-medios@hotmail.com

Convertido Danilo Medina en el candidato ofi cial del PLD, como se anticipa que resulte del evento interno del próximo día 26, la atención del país –en una combinación de expectativa de cambio y de temor por la eventualidad de un retroceso– estaría centrada en las dos fi guras a disputarse la Presidencia en las elecciones de 2012, el aspirante morado citado e Hipólito Mejía, del PRD.
Al margen de la incidencia del partido como tal en el proceso (un PRD con estructura fuerte y ansias de volver a gobernar y un PLD con el control del poder y promesa del timonel de que “se tirará a las calles”), en la actual coyuntura político-electoral las razones y motivaciones del votante estarían centradas en las fi guras de los candidatos, en las virtudes y defectos de los mismos; en potencialidades que pudieran exhibir o en lastres que pudieran enrostrársele a cada uno en la campaña.
Sin mucho rebuscar, y al margen del daño que puedan ocasionarle impuestos y altos precios a Danilo, luce que en esto Hipólito podría sacar la peor parte, porque ya fue Presidente y, como tal, tiene su expediente.
Soy de los que creen, al margen de quejas con el gobierno que pueda capitalizar el PRD y de ventajas que el PLD tenga desde el poder, en un segundo enfrentamiento Hipólito-Danilo en el 12 los papeles terminarían invertidos.
Muy sencillo: un PLD novato que termina un período cuyo triunfo Balaguer le quitó de las manos a Peña Gómez, entre otras “culpas” con las que Medina debió cargar, mientras del otro lado estaba un Hipólito que en ese momento se parecía al pueblo y representaba a un partido con el que el país tenía una deuda (ahora es a la inversa, el PRD falló y la tiene con el país), y con todo y los vientos a favor, Mejía sacó un 49 y alguito más en las urnas, teniendo el líder reformista que darle una ayudita para evitar una segunda vuelta.
Ahora, sin cargo y sin cargas directas, y sí con una experiencia de Estado por haber sido “poder detrás del trono”, Danilo representa otra cara y una diferencia. Hipólito, sin discurso, si habla se hace daño, porque recuerda un pasado.
Dato: Un ex del PRD ahora del PRSD que lidera Hatuey me dijo: “Es verdad que la gente quiere un cambio, pero Hipólito no representa esto, sino lo contrario, el retroceso”…Concluimos –y coincidimos– en que ese factor, clave para ganar las próximas elecciones, también favorece a Danilo. ¡Hay más!

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