El Partido Revolucionario Dominicano es la diosa madre del partidismo político dominicano vigente. De sus entrañas, como lo escribió una vez uno de sus fundadores, Juan Bosch, nació el Partido de la Liberación Dominicana.
Hoy el PRD y el PLD reinan en el escenario político dominicano, y tanto es así que los demás partidos registrados en la Junta Central Electoral buscan cobija bajo las sombras de esas dos fuerzas políticas nacionales.
El PRD fue fundado en La Habana, Cuba, por un grupo de exilados dominicanos que buscaban crear una alternativa a la dictadura de Rafael Trujillo instalada desde 1930 en Santo Domingo.
Trujillo, político y militar, alcanzó el poder con la complicidad de las divisiones de las fuerzas políticas, si bien su principal sustento de apoyo original fueron los restos del Partido Nacional del presidente Horacio Vásquez, quien proclamaba que el pichón de dictador era como un hijo suyo. Finalmente su protegido se confabuló con sus enemigos para desplazarlo del poder.
Con el tiempo, algunas de las personas que originalmente apoyaron a Trujillo se fueron al exilio y decidieron fundar el PRD. De modo pues que nos atraveríamos a decir que, así como el PLD nació del vientre materno del PRD, este partido surgió de mismas entrañas del aparato y tradiciones políticas dominicanas que originaron a Trujillo.
Esa es una realidad de la vida dominicana, de nuestra vida social, que se relaciona como una palabra que se ha dejado de mencionar en nuestro medio: la dialéctica.
Pues bien, resulta que el PLD, como escribió Juan Bosch, se engendró en el útero del PRD y salió a la vida pública el 15 de diciembre de 1973 en un acto en el cual estuve presente en mi calidad de cronista político del vespertino La Noticia.
Para entonces, a 34 años de su fundación, el PRD apenas había gobernado los siete meses desde el 27 de febrero al 25 de septiembre de 1963 del gobierno presidido por Bosch.
El trujillismo y el balaguerismo que heredó el apoyo de sus fuerzas sociales, organizadas mediante un instrumento denominado Partido Reformista, llevaban a finales de 1973 más de 40 años manejando el Estado dominicano.
La situación cambió a partir de 1978, cuando el Partido Revolucionario Dominicano accedió al Poder llevando a don Antonio Guzmán a la Presidencia de la República. Le siguió desde 1982 a 1986 el presidente Salvador Jorge Blanco.
El PLD se desarrollaba, conseguía diputados, síndicos y senadores con el liderazgo de Bosch siempre en esos años.
Luego vino el retorno de Balaguer al Poder y la crisis electoral del 1990, hace ya 21 años.
En 1990 se contaban 20 años del momento en que Juan Bosch había retornado al país luego de salir en noviembre de 1966 hacia Europa tras los acontecimientos de 1963 (golpe de Estado) y 1965 (guerra civil e intervención militar norteamericana), acontecimientos que dividieron la sociedad dominicana luego de la desaparición de la dictadura de Trujillo en 1961.
En este año de 1990 era muy profunda la división del PRD entre jorgeblanquistas, peñagomistas y majlutistas, mientras que el PLD dirigido por Bosch había crecido y erosionado la fuente de votos del PRD del que fue fundador y maestro político, favoreciendo antes que Balaguer pudiera retornar al poder en 1986.
En 1990, si se analizan las estadísticas electorates, se ve que Balaguer pudo quedarse en el poder gracias a que Majluta, Peña Gómez y Bosch fueron candidatos por tres partidos distintos que se originaron en la división de un PRD que 20 años antes estaba unido y era la amenaza o la opción en capacidad de sustituir al balaguerismo.
Las divisiones del PRD ayudaron a Balaguer a mantenerse en el poder tanto tiempo (los 12 años de 1966 a 1978 y los 10 años de 1986 a 1996). El odio y la confrontación entre perredeístas y peledeístas era grande. Bosch detestaba a Majluta, y a Peña, originalmente debido a motivaciones políticas que se convirtieron luego en disputas que llegaron a tocar temas personales.
Balaguer pudo ganar en 1990 por esa división. No había tampoco segunda vuelta entonces. Irregularidades y denuncias de fraude hubo en 1990 como siempre, pero no fueron las que determinaron el resultado, como se demuestra en el informe preparado por el ex-presidente de Estados Unidos Jimmy Carter que fue presentado hace veinte años sobre aquellos comicios controversiales.
Carter retornó luego en 1996 a verificar el proceso electoral durante la primera vuelta consignada en la reforma constitucional de 1994.
El 1994 ya había sido escenario de otra crisis electoral con serias denuncias de fraudes tras unos comicios en los cuales el PRD con José Francisco Peña Gómez como candidato presidencial recuperó buena parte de la fuerza electoral antibalaguerista.
Nuevamente, como en 1990, los votos que obtuvieron Bosch y Majluta le hicieron falta al contendiente principal para derrotar a Balaguer, a quien se le conminó en definitiva a dejar el poder en 1996 por el acuerdo que produjo la reforma de la Constitución de la República que regía desde que él inició su período de 12 años en 1966.
Si se estudian con objetividad estos procesos políticos nuestros, encontramos entre las ironías de la historia que en el año 1996 Balaguer es quien decide el triunfo de Leonel Fernández y el PLD frente al PRD y Peña Gómez. Había ya otro precedente de 34 años antes: Se dice que el 20 de diciembre de 1962 las fuerzas del balaguerismo fueron determinantes en el triunfo de Bosch contra la Unión Cívica de Viriato Fiallo, el hombre que prometía castigar ‘‘con el látigo’’ a todos los ex trujillistas.
Balaguer y Bosch discreparon a lo largo de sus carreras políticas, pero tuvieron coincidencias importantes también en varias ocasiones.
Para el retorno de 1986 de Balaguer a la Presidencia de la República se pusieron de acuerdo en sacar al PRD del poder. Revisando la prensa de la época se evidencian esas combinaciones tácticas.
En 1990 las heridas políticas que había entre Majluta, Peña y Bosch ñresultado de 17 años de ataques e insultosñ, les impidieron ponerse de acuerdo para unidos presentarle al país una opción distinta a la que representaba Balaguer. Si se suman los votos del PRI de Jacobo Majluta, los del PRD de Peña y los del PLD de Bosch dan un 64 por ciento aplastante. Solos, ninguno superaba a Balaguer. Esa es la verdad que durante mucho tiempo no se le ha explicado y se le ha ocultado al pueblo dominicano sobre lo que pasó entonces.
Bueno, para concluir, la verdad es que el PRD logró volver al poder con Hipólito Rafael Mejía Domínguez en 2000, sustituyendo al presidente Fernández, que volvió en 2004 y concluye el año próximo dos nuevos períodos gubernamentales.
Ambos partidos, provenientes de las mismas entrañas, tienen 12 y 12 años de experiencias cada uno en el manejo de la administración del Estado dominicano. Dominan el escenario nacional.
En el 2012 se han de enfrentar Hipólito Mejía y Danilo Medina, como representantes de ambas fuerzas, cabeza a cabeza, caco a caco, como se diría en una conversación de nuestro humilde pueblo.
Si se tratara de una tragedia griega, diríamos que es una guerra de familia, entre padre o madre e hijo.
Hoy el PRD y el PLD reinan en el escenario político dominicano, y tanto es así que los demás partidos registrados en la Junta Central Electoral buscan cobija bajo las sombras de esas dos fuerzas políticas nacionales.
El PRD fue fundado en La Habana, Cuba, por un grupo de exilados dominicanos que buscaban crear una alternativa a la dictadura de Rafael Trujillo instalada desde 1930 en Santo Domingo.
Trujillo, político y militar, alcanzó el poder con la complicidad de las divisiones de las fuerzas políticas, si bien su principal sustento de apoyo original fueron los restos del Partido Nacional del presidente Horacio Vásquez, quien proclamaba que el pichón de dictador era como un hijo suyo. Finalmente su protegido se confabuló con sus enemigos para desplazarlo del poder.
Con el tiempo, algunas de las personas que originalmente apoyaron a Trujillo se fueron al exilio y decidieron fundar el PRD. De modo pues que nos atraveríamos a decir que, así como el PLD nació del vientre materno del PRD, este partido surgió de mismas entrañas del aparato y tradiciones políticas dominicanas que originaron a Trujillo.
Esa es una realidad de la vida dominicana, de nuestra vida social, que se relaciona como una palabra que se ha dejado de mencionar en nuestro medio: la dialéctica.
Pues bien, resulta que el PLD, como escribió Juan Bosch, se engendró en el útero del PRD y salió a la vida pública el 15 de diciembre de 1973 en un acto en el cual estuve presente en mi calidad de cronista político del vespertino La Noticia.
Para entonces, a 34 años de su fundación, el PRD apenas había gobernado los siete meses desde el 27 de febrero al 25 de septiembre de 1963 del gobierno presidido por Bosch.
El trujillismo y el balaguerismo que heredó el apoyo de sus fuerzas sociales, organizadas mediante un instrumento denominado Partido Reformista, llevaban a finales de 1973 más de 40 años manejando el Estado dominicano.
La situación cambió a partir de 1978, cuando el Partido Revolucionario Dominicano accedió al Poder llevando a don Antonio Guzmán a la Presidencia de la República. Le siguió desde 1982 a 1986 el presidente Salvador Jorge Blanco.
El PLD se desarrollaba, conseguía diputados, síndicos y senadores con el liderazgo de Bosch siempre en esos años.
Luego vino el retorno de Balaguer al Poder y la crisis electoral del 1990, hace ya 21 años.
En 1990 se contaban 20 años del momento en que Juan Bosch había retornado al país luego de salir en noviembre de 1966 hacia Europa tras los acontecimientos de 1963 (golpe de Estado) y 1965 (guerra civil e intervención militar norteamericana), acontecimientos que dividieron la sociedad dominicana luego de la desaparición de la dictadura de Trujillo en 1961.
En este año de 1990 era muy profunda la división del PRD entre jorgeblanquistas, peñagomistas y majlutistas, mientras que el PLD dirigido por Bosch había crecido y erosionado la fuente de votos del PRD del que fue fundador y maestro político, favoreciendo antes que Balaguer pudiera retornar al poder en 1986.
En 1990, si se analizan las estadísticas electorates, se ve que Balaguer pudo quedarse en el poder gracias a que Majluta, Peña Gómez y Bosch fueron candidatos por tres partidos distintos que se originaron en la división de un PRD que 20 años antes estaba unido y era la amenaza o la opción en capacidad de sustituir al balaguerismo.
Las divisiones del PRD ayudaron a Balaguer a mantenerse en el poder tanto tiempo (los 12 años de 1966 a 1978 y los 10 años de 1986 a 1996). El odio y la confrontación entre perredeístas y peledeístas era grande. Bosch detestaba a Majluta, y a Peña, originalmente debido a motivaciones políticas que se convirtieron luego en disputas que llegaron a tocar temas personales.
Balaguer pudo ganar en 1990 por esa división. No había tampoco segunda vuelta entonces. Irregularidades y denuncias de fraude hubo en 1990 como siempre, pero no fueron las que determinaron el resultado, como se demuestra en el informe preparado por el ex-presidente de Estados Unidos Jimmy Carter que fue presentado hace veinte años sobre aquellos comicios controversiales.
Carter retornó luego en 1996 a verificar el proceso electoral durante la primera vuelta consignada en la reforma constitucional de 1994.
El 1994 ya había sido escenario de otra crisis electoral con serias denuncias de fraudes tras unos comicios en los cuales el PRD con José Francisco Peña Gómez como candidato presidencial recuperó buena parte de la fuerza electoral antibalaguerista.
Nuevamente, como en 1990, los votos que obtuvieron Bosch y Majluta le hicieron falta al contendiente principal para derrotar a Balaguer, a quien se le conminó en definitiva a dejar el poder en 1996 por el acuerdo que produjo la reforma de la Constitución de la República que regía desde que él inició su período de 12 años en 1966.
Si se estudian con objetividad estos procesos políticos nuestros, encontramos entre las ironías de la historia que en el año 1996 Balaguer es quien decide el triunfo de Leonel Fernández y el PLD frente al PRD y Peña Gómez. Había ya otro precedente de 34 años antes: Se dice que el 20 de diciembre de 1962 las fuerzas del balaguerismo fueron determinantes en el triunfo de Bosch contra la Unión Cívica de Viriato Fiallo, el hombre que prometía castigar ‘‘con el látigo’’ a todos los ex trujillistas.
Balaguer y Bosch discreparon a lo largo de sus carreras políticas, pero tuvieron coincidencias importantes también en varias ocasiones.
Para el retorno de 1986 de Balaguer a la Presidencia de la República se pusieron de acuerdo en sacar al PRD del poder. Revisando la prensa de la época se evidencian esas combinaciones tácticas.
En 1990 las heridas políticas que había entre Majluta, Peña y Bosch ñresultado de 17 años de ataques e insultosñ, les impidieron ponerse de acuerdo para unidos presentarle al país una opción distinta a la que representaba Balaguer. Si se suman los votos del PRI de Jacobo Majluta, los del PRD de Peña y los del PLD de Bosch dan un 64 por ciento aplastante. Solos, ninguno superaba a Balaguer. Esa es la verdad que durante mucho tiempo no se le ha explicado y se le ha ocultado al pueblo dominicano sobre lo que pasó entonces.
Bueno, para concluir, la verdad es que el PRD logró volver al poder con Hipólito Rafael Mejía Domínguez en 2000, sustituyendo al presidente Fernández, que volvió en 2004 y concluye el año próximo dos nuevos períodos gubernamentales.
Ambos partidos, provenientes de las mismas entrañas, tienen 12 y 12 años de experiencias cada uno en el manejo de la administración del Estado dominicano. Dominan el escenario nacional.
En el 2012 se han de enfrentar Hipólito Mejía y Danilo Medina, como representantes de ambas fuerzas, cabeza a cabeza, caco a caco, como se diría en una conversación de nuestro humilde pueblo.
Si se tratara de una tragedia griega, diríamos que es una guerra de familia, entre padre o madre e hijo.
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